Fue el mayor hito de la historia de la Humanidad. Cientos de millones de personas siguieron desde sus hogares aquella gesta imposible. El 20 de julio  de 1969 el módulo lunar Eagle, de la misión Apollo 11, se posó suavemente sobre el duro regolito del mar de la Tranquilidad, en la cara visible de la Luna. Era la culminación de una carrera espacial vertiginosa, espoleada por la casi temeraria proclama de John Fitzgerald Kennedy en 1961, cuando prometió en un famoso discurso llevar un hombre a la Luna y traerlo de vuelta antes de que acabara la década. «No porque sea fácil, sino porque es difícil» ―espetó el expresidente de los Estados Unidos―. Y era prioritario hacerlo antes que los soviéticos, que parecían partir con ventaja gracias a los extraordinarios logros de Yuri Gagarin y Alekséi Leónov y su Vosjod 2. Lo que ustedes van a encontrar en estas páginas es la crónica de una odisea espacial que, aunque les parezca increíble, ocurrió realmente. Pero lo logrado por el Apollo 11, con Neil Armstrong, «Buzz» Aldrin, y Michael Collins a bordo ―y por las cinco misiones posteriores―, sigue a día de hoy poniéndose en duda por un buen puñado de personas ―los llamados «apoloescépticos»―  que creen que todo fue un fraude perpetrado por la propia NASA en connivencia con Nixon, y el mismísimo Stanley Kubrick, con el fin de demostrar su supremacía científica y tecnológica ante los soviéticos. Espero que este libro les haga cambiar de opinión.